viernes, 21 de enero de 2011

2. El Modernismo y Antonio Machado

La poesía de Machado se aleja de la concepción modernista de que ésta es meramente forma y la suma de las artes. No importa tanto la forma, la musicalidad, la buena rima, si no se cuenta nada íntimo y personal.
El verbo es lo más importante, porque expresa el tiempo, la temporalidad que él considera esencial. Pero no desdeña algunos de los ropajes modernistas, aunque sin abusar de los mismos, usa una compleja red de símbolos personales (el viajero, el camino, la fuente, la luz, la tarde, las abejas, las moscas, las galerías, el agua que fluye, la noria...) y aporta una nueva estrofa, la silba arromanzada, compuesta por versos imparisílabos de arte mayor y menor, incluidos alejandrinos de 7 + 7, con en los pares. La poesía, "una honda palpitación del espíritu", es la expresión íntima del sentimiento personal del poeta, pero, aunque íntima, pretende ser universal: es "el diálogo del hombre, de un hombre, con su tiempo". La poesía es un diálogo de un hombre con el tiempo de cada uno. Rechaza el Creacionismo. También le da mucha importancia al sentimiento que ha de impregnar la imagen. También rechaza la poesía surrealista, porque no tiene estructura lógica. Para él esto es una deshumanización, que no comparte. La poesía debe hablar con el corazón.
Aunque en realidad es el gran poeta de la Generación del 98 tuvo también relación con el Modernismo. Como su hermano Manuel, estudió en la Institución de Libre Enseñanza después de su traslado a Madrid. Ambos hermanos trabajaron juntos en obras de teatro como Las adelfas (1928), La Lola se va a los puertos, o Julianillo Valcárcel (1926).Soledades publicada en 1903 y ampliada en 1907, es una obra todavía modernista de Antonio Machado. Consiguió ser profesor de francés en Soria, una provincia que marcaría gran parte de su obra, como en Campos de Castilla (1912), en la que ya se opone al Modernismo. 

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