El conocimiento de Zenobia transformó en muchos sentidos la vida de Juan Ramón Jiménez. La influencia del pensamiento de esta admirable mujer, a la vez independiente y sumisa, de poderosa personalidad y frágil, fue determinante en muchos aspectos en la visión del poeta.
Ni a Zenobia ni a su madre, Doña Isabel, les gustaban los versos de Juan Ramón: les parecían insulsos y desprovistos de acción e inútiles. Entre 1909 y 1910 estuvo en La Rábida. Allí improvisó una escuela para enseñar a los niños de la aldea, escribió artículos que envió a diversas revistas norteamericanas y, sobre todo, se aficionó a la poesía popular española.
Desde 1910 Zenobia vivió en Madrid. Allí se relacionó fundamentalmente con norteamericanos, ya que le angustiaba no poder moverse sola con libertad, hasta que conoció a Susan Huntington, que dirigía el Instituto Internacional de señoritas, donde se alojaban extranjeros que asistían a los cursos de verano que se organizaban.
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